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La huelga
Al día siguiente…
Los chicos del instituto Benforth llegaron de
forma normal. Todos llevaban sus cartulinas en la mochila, como si fuera una
tarea en general.
También llevaban sus pañales puestos bajo el
uniforme, bajo el pantalón y la falda.
Ingresaron y cada uno llegó a su salón.
Después que pasaron las primeras dos horas, en el
área de cambios, las personas recibieron a un par de niñas y tres niños que
querían cambio por estar ya sucios. Lo que habían desayunado les hizo mal y los
tres juntos eran una atmósfera de olor fuerte.
Así que los recostaron en las mesillas y
desvistieron para limpiarles todo antes que se les hiciera una gran mancha más
difícil de quitar.
Los chicos permanecían con las piernas levantadas
sobre su pecho, con las pompas a la vista, tanto para los otros niños como el
personal que se encargaba de limpiarles bien. Ellos disfrutaban mucho y no
deseaban que los pañales se acabaran, a lo que la huelga sería ese mismo día.
Durante el recreo, los chicos jugaron un poco,
pero lo que más hablaron fue que al sonar la hora de salida, cerrarían ellos
mismos el portón y no dejarían salir a los profesores hasta que escucharan sus
peticiones.
Tiempo después en ese día…
¡¡RING!!!
La alarma sonó. Para el inicio de la huelga, todo
el instituto Benforth se retiró la ropa y se quedó en puros pañales, las niñas
conservaron sus corpiños, pero los chicos se desnudaron con solo el pañal que
les cubría sus penes y pompas.
Los chicos encargados de tomar el portón fueron
corriendo hacia el lugar, asegurando con llave. Únicamente dejaron salir a los
chicos que querían irse con sus padres, y la mayoría fueron los de primero y
segundo grado. Los de tercero hasta sexto se quedaron para hacer fuerte la
huelga.
Los profesores se vieron sorprendidos por lo que
ocurría, no podían creer que los chicos estuvieran con puros pañales y nada de
ropa, creían que se habían vuelto locos. Ellos quisieron irse a sus casas y
compromisos pero los chicos no les dejaban salir ni por el estacionamiento. Fue
ahí que la directora aceptó tener una charla con ellos para someter al más
débil. La mujer les solicitó que un representante de la huelga llegara a la
dirección y que ahí hablarían. Fue que un chico llamado Néstor, de quinto
grado, entró con la directora.
La directora margarita estaba sorprendida. No daba
crédito que el remedio que propuso se hubiese salido de control. A lo que en el
lugar, los dos se sentaron en la mesa y la directora dijo:
─Haber niño, ¿qué está pasando y qué es lo que
quieren? ¿Por qué hay letreros hechos a mano que dicen que quieren usar
pañales? Por una parte entiendo el mensaje, entiendo la idea, pero lo que no me
entra en el raciocinio es que ahora lo quieren por siempre, cuando esto fue una
medida sencilla para no perder tiempo en clases─.
El niño llamado Néstor le dijo:
─Así es, sencillamente queremos que los pañales
nos sean permitidos aunque reparen los sanitarios, todos los que ve afuera con
puros pañales a la vista, queremos usarlos para el diario─.
─Pero es que el asunto está en que pronto los
sanitarios volverán a funcionar, y el personal que les ha cambiado se irá, ya
no traeremos a quienes les limpien─. Dijo la directora.
─No importa, nosotros nos hemos cambiado en todas
partes, en algunas ocasiones nos hemos ayudado y queremos seguirlo haciendo, es
algo divertido que no queremos que acabe. Nos comprometemos a no interferirlos
a ustedes como maestros cuando necesitemos un cambio de pañal─. Dijo el niño
Néstor.
─Me parece que esto es algo fuete que merece ser
hablado por alguien grande, no se que etoy haciendo negociando con un niño con
el pañal lleno de pipí─. Dijo la directora, mirando la gran mancha amarilla del
pañal de Néstor.
─En esto no habrá grandes. Solamente pedimos que
se nos deje usar pañales todo el tiempo. No queremos que acabe porque nos
enamoramos de eso─. Repuso Néstor.
─Entonces olvídenlo─. Dijo la directora,
poniéndose de pie, caminando hacia la puerta.
Ella dejó al niño Néstor solo y se fue con los
profesores en ruta a la puerta, donde estaban los padres de familia angustiados
por lo que pasaba, pues sus hijos no salían. Solo uno de ellos salió así como
estaba usando su pañal para explicarles la situación.
La directora no pudo salir y entonces se puso de
acuerdo con los profesores para llamar a las autoridades locales.
En un tiempo de una hora, llegaron policías a la
escuela.
Por una ventanilla, la directora pudo hablar con
los padres de familia con muchos gritos, al igual que con la policía, pues los
chicos en pañales no permitían que nadie saliera.
La situación se puso más tensa cuando llegaron
reporteros al lugar. Dos de ellos tomaron fotografías para el periódico,
retractando todas las escenas, donde se podían ver a los niños en pañales, casi
desnudos con sus letreros en alto donde exigían:
QUEREMOS
PAÑALES PARA TODAS LAS CLASES
QUEREMOS QUE
LOS PAÑALES NO SE ELIMINEN
QUEREMOS
PAÑALES PARA SEGUIR ESTUDIANDO
CON PAÑALES ESTUDIAREMOS MEJOR
POR UNA
EDUCACIÓN BUENA GRACIAS A LOS PAÑALES
NIÑOS EN
PAÑALES JAMÁS SERÁN VENCIDOS
Los reporteros entrevistaron a pocos niños que les
cedieron la palabra por las ventanillas del portón. Tomaron notas para la
prensa y los grandes adultos se impresionaban por el hecho histórico en ese
instituto de nivel primaria.
HORAS DESPUÉS…
El instituto Benforth seguía tomado y casi estaba
llegando la noche. Fue así que los chicos lograron negociar gracias a los
adultos. Los padres de familia se comprometieron a dejar ir en pañales a sus
hijos a pesar que repararan los sanitarios. La directora accedió a permitirlo
pero no se comprometió a cambiarlos, ni poner personal para los cambios hasta
después de la reparación de los sanitarios.
Todos los chicos aplaudieron su huelga. Rompieron
sus letreros y se reunieron con sus padres, sin vestirse, pues querían seguir
manteniendo con seriedad su petición.
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