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Instituto Benforth - Capítulo 5





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Cuando el gusto duró tan poco

y el remedio para perpetuarlo…






D
espués de haberse implementado la norma que todos los niños del instituto Benforth tendrían que usar pañales para tomar sus clases, los chicos se empezaron a hacer la idea de que era cómodo, por el hecho que no tenían que levantarse de sus sillas o salir del salón para liberar sus ganas de hacer pipí o popó; también habían entendido que era bonito porque podían ver desnudos a los chicos y chicas que amaban en secreto aunque fueran de grados menores o mayores, la mayoría de los chicos tenia vista hacia el interior del salón que servía como área de cambio de pañales, les agradaba verlos recostarse, ser desvestidos poco a poco por los personales encargados de cambiales y mantener las pompas a la vista, donde se podían ver bien las manchas de popó o la piel húmeda por la pipí impregnada en la piel.

Apenas habían pasado cuatro días del uso de los pañales en la escuela para los dos tipos de necesidades, y en los sanitarios, los personales encargados de reparar las zonas dañadas en el sistema hidráulico ya estaban haciendo lo suyo y avanzando rápido para terminar con el uso de pañales en las horas de estudio. Eso era cosa que nadie sabía, por lo que los niños del primer grado hasta el sexto ya se encontraban cómodos con el uso de esos productos absorbentes. Según los señores que reparaban los baños, faltaban pocos días para que todo volviera a la normalidad.

En un día de labores, tanto de los profesores en todo el colegio como los señores que reparaban los baños cambiando los tubos y reponiendo los retretes viejos por nuevos, un grupo de amigos que siempre se reunía a comer en el recreo, casi cerca de la cancha, eso mismo se encontraban haciendo, eran cinco chicos que iban en sexto grado, todos ellos traían pañales bajo el uniforme, y en ese instante, comenzaron a mostrarse sus pañales para verse entre ellos qué tan mojados y pesados estaban. Entre ellos se abrieron el cinturón, igual el botón del pantalón, su cierre, disfrutando mucho el sonido del cierre al bajar. Los pañales puestos en ellos se encontraban poco usados, unos tenían una mancha frontal de pipí pequeña, que casi había borrado las líneas de humedad que de fábrica traían los pañales; otros chicos de ese mini club tenían sus pañales bastante empapados de enfrente, pero en el cruce de sus piernas, todo estaba seco, el área blanca que envolvía sus pompas estaban tan seca como la arena del desierto, por lo que lo único que brillaba era el plástico natural del pañal. Los chicos se sonreían entre ellos, como eran amigos comprendían que al hacerlo y mostrar sus cómodos pañales no sería de burla, porque todos lo estaban usando y hasta ese nivel de días con ese remedio, todos se habían hecho popó y habían sido cambiados por las señoritas en el salón de limpieza.

Al final del recreo, un chico de igual de sexto grado, terminó de comer y como tenía ganas de hacerse popó en el pañal, era uno de los que todavía estaba extrañando el viejo sistema de ir al baño normal, por lo que fue rápidamente a echar las bolsas de la comida a la basura, y después con pasos rápidos, fue hacia los sanitarios, donde vio que los señores colocaban tubos uno tras otro y se veía un progreso excelente, y preguntó:

─¿Señores, puedo usar un retrete?─.
Uno de los trabajadores le vio y le respondió:
─Claro que no niñito, por eso te pusieron pañal, mejor hazte ahí, porque tardaremos mínimo hasta mañana en reparar esto. Estos retretes ya están colocados pero no hemos habilitado el agua. Hasta mañana con suerte dejarán de usar pañales─.

El niño se sintió un poco apenado por que le reconocieran que traía pañales para bebes talla jumbo bajo l ropa, aunque este mismo no fuese tan perceptible, por lo que solo dijo “gracias”, y se fue en camino hacia un rincón de la escuela donde no lo vieran. Los señores siguieron en lo suyo, dirigiendo la mirada a las pompas del chico que les habló, detallando la protuberancia grande causada por el pañal, sin duda ya estaba muy mojado.

El niño llegó hasta un rincón en donde los otros chiquillos de grados menores se estaban retirando para volver a clases, y aprovechando que el área quedaba en soledad, las ganas le hicieron ver el lugar como un encuentro con la victoria, a lo que enseguida dejó de retener las ganas de ensuciarse de popó y pujó tan fuerte, liberando su largo segmento, el que al ser puesto en lo que envolvía sus pompas, hizo que estas se hicieran un poquito más grandes. El chico sacó todo lo que se le generó por la comida en la tarde y la cena del día anterior, así que evidentemente era mucha. Enseguida sintió el resultado de lo que se hizo encima, como todo un bebé. Ese chico admitió que la sensación era buena, antes de irse a pedir un cambio, no perdió la oportunidad de tocar todo su trasero, sintiendo el calor generado por la gran masa de popó apretada. Como eran sensaciones de lo que sentía, si bueno o malo, prefería no mantenerse sucio de esa forma, eligió pensarlo con más calma en su casa, y se fue en camino al salón para que le cambiaran el pañal. Comenzó a subir la escaleras al ritmo de los otros chicos que le seguían, los que sintieron el aroma a pañal sucio, y se pudieron dar cuenta por llevarlo frente suyo, dirigiendo la mirada a las pompas que pudieron reconocer como atestadas de popó; entre ellos se reían, pero les gustaba alegrarse por tener acciones en común.

Cuando el niño con el pañal sucio llegó al área de cambios, enseguida fue liberado del uniforme escolar para ser limpiado. Se encontraba frente a otros alumnos del colegio, quienes igual tenían el pañal mojado o sucio.

Las señoritas a cargo de la limpieza limpiaron las grandes manchas de popó de los chicos, cuidando bien que sus penes se liberaran bien de las manchas en las que iban muchos colores.

Cuando todos estuvieron limpios, también con otro pañal puesto, el niño de sexto grado se fue hacia su salón y estando allí, comenzó a hablarles a todos sus compañeros la noticia que supo ese día, la de que pronto repararían los baños y los pañales se irían para siempre. Muchos de ellos se sorprendieron, y así como se divulgó en su salón, los niños de sexto comenzaron a decirles por mensajes escritos a los chicos de quinto, y los de quinto a los grados inferiores.

Todos los niños del instituto Benforth quedaron indignados por la noticia que pronto los pañales se irían para siempre, y estaría por suceder casi al otro día, por lo que si querían que todo siguiera como siempre, entonces tendrían que actuar lo más pronto posible.

Fue así que cuando dieron la 1:00 pm del día, cuando todos salieron, fueron con sus mochilas y se reunieron en el campo de fútbol. Los chicos y chicas se sentaron sin importar sus grados, y no permitieron que los profesores y sus padres se acercaran.

Hallándose sentados perdieron el pudor, puesto que a ese grado de verse con pañales, a las niñas les valía que les vieran el calzón que cubría su mojado o seco pañal.

Los chicos expusieron el tema más ampliamente y rápidamente se pusieron a votar con que tenían que actuar con algo para evitar que cancelaran los pañales para siempre.

Hablando todo eso, les dio las 3:00 de la tarde, y el colegio no cerraba por eso que los niños hablaban en secreto.  

Los profesores no daban crédito a lo que veían, los niños jamás se habían reunido así y no sabían lo que hablaban, pero no le daban mucha importancia, pensaban que todo estaba bien.

Finalmente, fue que los chicos del instituto Benforth votaron alegremente por iniciar una huelga para exigir la permanencia de los pañales en su colegio, aunque se repararan los sanitarios. Entre todos ellos se asignaron la tarea de al siguiente día, llevar letreros con cartulinas en las que exigirían no retirar los pañales de ellos.

Cuando se alegraron por eso, aplaudieron y se levantaron, para tomar sus mochilas y partir a casa…  

1 comentario:

  1. Excelente capitulo, me encanta el mucho formato de la página, sigue así crack <3

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