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Cuando el gusto duró tan poco
y el remedio para perpetuarlo…
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espués
de haberse implementado la norma que todos los niños del instituto Benforth
tendrían que usar pañales para tomar sus clases, los chicos se empezaron a
hacer la idea de que era cómodo, por el hecho que no tenían que levantarse de
sus sillas o salir del salón para liberar sus ganas de hacer pipí o popó;
también habían entendido que era bonito porque podían ver desnudos a los chicos
y chicas que amaban en secreto aunque fueran de grados menores o mayores, la
mayoría de los chicos tenia vista hacia el interior del salón que servía como
área de cambio de pañales, les agradaba verlos recostarse, ser desvestidos poco
a poco por los personales encargados de cambiales y mantener las pompas a la
vista, donde se podían ver bien las manchas de popó o la piel húmeda por la
pipí impregnada en la piel.
Apenas habían pasado cuatro días del uso de los
pañales en la escuela para los dos tipos de necesidades, y en los sanitarios,
los personales encargados de reparar las zonas dañadas en el sistema hidráulico
ya estaban haciendo lo suyo y avanzando rápido para terminar con el uso de
pañales en las horas de estudio. Eso era cosa que nadie sabía, por lo que los
niños del primer grado hasta el sexto ya se encontraban cómodos con el uso de
esos productos absorbentes. Según los señores que reparaban los baños, faltaban
pocos días para que todo volviera a la normalidad.
En un día de labores, tanto de los profesores en
todo el colegio como los señores que reparaban los baños cambiando los tubos y
reponiendo los retretes viejos por nuevos, un grupo de amigos que siempre se
reunía a comer en el recreo, casi cerca de la cancha, eso mismo se encontraban
haciendo, eran cinco chicos que iban en sexto grado, todos ellos traían pañales
bajo el uniforme, y en ese instante, comenzaron a mostrarse sus pañales para
verse entre ellos qué tan mojados y pesados estaban. Entre ellos se abrieron el
cinturón, igual el botón del pantalón, su cierre, disfrutando mucho el sonido
del cierre al bajar. Los pañales puestos en ellos se encontraban poco usados,
unos tenían una mancha frontal de pipí pequeña, que casi había borrado las líneas
de humedad que de fábrica traían los pañales; otros chicos de ese mini club
tenían sus pañales bastante empapados de enfrente, pero en el cruce de sus
piernas, todo estaba seco, el área blanca que envolvía sus pompas estaban tan
seca como la arena del desierto, por lo que lo único que brillaba era el
plástico natural del pañal. Los chicos se sonreían entre ellos, como eran
amigos comprendían que al hacerlo y mostrar sus cómodos pañales no sería de
burla, porque todos lo estaban usando y hasta ese nivel de días con ese
remedio, todos se habían hecho popó y habían sido cambiados por las señoritas
en el salón de limpieza.
Al final del recreo, un chico de igual de sexto grado,
terminó de comer y como tenía ganas de hacerse popó en el pañal, era uno de los
que todavía estaba extrañando el viejo sistema de ir al baño normal, por lo que
fue rápidamente a echar las bolsas de la comida a la basura, y después con
pasos rápidos, fue hacia los sanitarios, donde vio que los señores colocaban
tubos uno tras otro y se veía un progreso excelente, y preguntó:
─¿Señores, puedo usar un retrete?─.
Uno de los trabajadores le vio y le respondió:
─Claro que no niñito, por eso te pusieron pañal,
mejor hazte ahí, porque tardaremos mínimo hasta mañana en reparar esto. Estos
retretes ya están colocados pero no hemos habilitado el agua. Hasta mañana con
suerte dejarán de usar pañales─.
El niño se sintió un poco apenado por que le
reconocieran que traía pañales para bebes talla jumbo bajo l ropa, aunque este
mismo no fuese tan perceptible, por lo que solo dijo “gracias”, y se fue en
camino hacia un rincón de la escuela donde no lo vieran. Los señores siguieron
en lo suyo, dirigiendo la mirada a las pompas del chico que les habló,
detallando la protuberancia grande causada por el pañal, sin duda ya estaba muy
mojado.
El niño llegó hasta un rincón en donde los otros
chiquillos de grados menores se estaban retirando para volver a clases, y
aprovechando que el área quedaba en soledad, las ganas le hicieron ver el lugar
como un encuentro con la victoria, a lo que enseguida dejó de retener las ganas
de ensuciarse de popó y pujó tan fuerte, liberando su largo segmento, el que al
ser puesto en lo que envolvía sus pompas, hizo que estas se hicieran un poquito
más grandes. El chico sacó todo lo que se le generó por la comida en la tarde y
la cena del día anterior, así que evidentemente era mucha. Enseguida sintió el
resultado de lo que se hizo encima, como todo un bebé. Ese chico admitió que la
sensación era buena, antes de irse a pedir un cambio, no perdió la oportunidad
de tocar todo su trasero, sintiendo el calor generado por la gran masa de popó
apretada. Como eran sensaciones de lo que sentía, si bueno o malo, prefería no
mantenerse sucio de esa forma, eligió pensarlo con más calma en su casa, y se
fue en camino al salón para que le cambiaran el pañal. Comenzó a subir la
escaleras al ritmo de los otros chicos que le seguían, los que sintieron el
aroma a pañal sucio, y se pudieron dar cuenta por llevarlo frente suyo,
dirigiendo la mirada a las pompas que pudieron reconocer como atestadas de
popó; entre ellos se reían, pero les gustaba alegrarse por tener acciones en
común.
Cuando el niño con el pañal sucio llegó al área de
cambios, enseguida fue liberado del uniforme escolar para ser limpiado. Se
encontraba frente a otros alumnos del colegio, quienes igual tenían el pañal
mojado o sucio.
Las señoritas a cargo de la limpieza limpiaron las
grandes manchas de popó de los chicos, cuidando bien que sus penes se liberaran
bien de las manchas en las que iban muchos colores.
Cuando todos estuvieron limpios, también con otro
pañal puesto, el niño de sexto grado se fue hacia su salón y estando allí,
comenzó a hablarles a todos sus compañeros la noticia que supo ese día, la de
que pronto repararían los baños y los pañales se irían para siempre. Muchos de
ellos se sorprendieron, y así como se divulgó en su salón, los niños de sexto
comenzaron a decirles por mensajes escritos a los chicos de quinto, y los de
quinto a los grados inferiores.
Todos los niños del instituto Benforth quedaron
indignados por la noticia que pronto los pañales se irían para siempre, y
estaría por suceder casi al otro día, por lo que si querían que todo siguiera
como siempre, entonces tendrían que actuar lo más pronto posible.
Fue así que cuando dieron la 1:00 pm del día,
cuando todos salieron, fueron con sus mochilas y se reunieron en el campo de
fútbol. Los chicos y chicas se sentaron sin importar sus grados, y no
permitieron que los profesores y sus padres se acercaran.
Hallándose sentados perdieron el pudor, puesto que
a ese grado de verse con pañales, a las niñas les valía que les vieran el
calzón que cubría su mojado o seco pañal.
Los chicos expusieron el tema más ampliamente y
rápidamente se pusieron a votar con que tenían que actuar con algo para evitar
que cancelaran los pañales para siempre.
Hablando todo eso, les dio las 3:00 de la tarde, y
el colegio no cerraba por eso que los niños hablaban en secreto.
Los profesores no daban crédito a lo que veían,
los niños jamás se habían reunido así y no sabían lo que hablaban, pero no le
daban mucha importancia, pensaban que todo estaba bien.
Finalmente, fue que los chicos del instituto Benforth
votaron alegremente por iniciar una huelga para exigir la permanencia de los
pañales en su colegio, aunque se repararan los sanitarios. Entre todos ellos se
asignaron la tarea de al siguiente día, llevar letreros con cartulinas en las
que exigirían no retirar los pañales de ellos.
Cuando se alegraron por eso, aplaudieron y se
levantaron, para tomar sus mochilas y partir a casa…
Excelente capitulo, me encanta el mucho formato de la página, sigue así crack <3
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