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Los nuevos
pensamientos de Layra
Layra se fue sentada como un angelito en su lugar.
El pañal que se había puesto no se apreciaba mucho.
Gracias a la comodidad que le otorgaba el producto
absorbente que compró, layra se pudo dormir tranquilamente las siguientes horas
de viaje, aunque no descartó que pudiese ocurrir un escurrimiento.
Tiempo después…
Layra y todos los chicos que viajaban en el
autobús abrieron sus ojos. La unidad estaba detenida, sonaban algunas alarmas
afuera, pues se hallaban en una nueva estación de autobuses.
Enseguida abordó la maestra a cargo del grupo y
les anunció que ya habían llegado.
Layra se puso atenta y comenzó a ponerse de pie,
estirando sus piernas, al igual que su cuerpo completo.
Poco a poco, así como subieron, fueron bajando
todos los chicos aspirantes a grandes bailarines. Tomaron sus equipajes y se
fueron a seguir las siguientes indicaciones.
Layra caminaba como si no llevara pañal bajo su
ropa, era tan cómo tenerlo, no se le apreciaba nada, y lo mejor aún, era que todos
los chicos iban tan somnolientos como para darse cuenta de lo que llevaba
puesto.
Así que la maestra a cargo de todo el grupo, les
dijo que se irían en otro auto hacia la sede de la academia de danza.
Y así como lo dijo, así fue.
Tiempo después…
Layra y sus compañeros llegaron a la sede de la
academia de danza. Los demás profesores y personal a cargo de la disciplina,
los llevaron a los dormitorios y los organizaron en los dormitorios, siendo
cuatro chicos los que dormirían en cada uno. A layra le había tocado con otras
tres chicas.
En toda esa preparación, layra no se había quitado
el pañal que uso en el viaje. Aun lo tenía puesto, pero lo bueno era que no le
causaba molestias ni calor.
Conforme fueron pasando las horas, layra y sus
otras tres compañeras de cuarto, se presentaron, comenzando a platicar para
conocerse mejor. Las cuatro se sentaron en una sola cama y hablaron sobre lo
que fue el viaje, también comentaron sobre los chicos que serían sus compañeros
de clase de danza, a los que les habían echado una revisión de mirada,
aprobando lo divinos que se veían. Por ser mujeres ellas cuatro, la atracción
hacia los varones era algo fuerte, sería algo que tendrían a diario y sin
escasez.
Cuando hicieron una pausa, layra aprovechó para
retirarse el pañal y esconderlo bien entre sus cosas.
Al tenerlo oculto dentro de una bolsa de plástico,
pensó que lo siguiente sería desecharlo en un contenedor de basura más grande y
que nadie se diera cuenta.
También planificó que necesitaría muchos más
pañales para dormir. Por lo pronto, se mantuvo conviviendo con sus amigas, las
que respondían al nombre de Alexa, Viviana y Julia.
Por la tarde, las profesoras avisaron a los
alumnos que se prepararan para recibir un pequeño curso de presentación.
Layra y todos los demás chicos se apresuraron a
comer y atenderse personalmente, dándose un baño, vistiéndose con la mejor
ropa. Luego se fueron al llamado.
Poco después, layra y sus compañeras salieron como
buenas amigas. Mientras iban caminando en ruta al salón, layra iba pensando si
sus demás compañeros usaban pañales como ella, o si tenían motivos para usarlos,
así como el accidente que ella tuvo al dormir en el viaje de llegada. Sus dudas
eran bonitas en su mente, pues le hacían estar atenta a la presencia de los
chicos, con ver la belleza de los varones se sentía indefensa y dispuesta a ser
una obediente a los caprichos que tuvieran. Lo que más le impactaba a layra,
era su modo de pensar, por haberse puesto un pañal para viajar, todo en su
mente giraba en torno a los pañales, mientras caminaba con sus tres amigas le
gustaba imaginarse a todo mundo usando pañales, todo joven era portador de
pañales. Claramente sentía cómo su mente se transformaba. Por su puesto que no
era complicado hacerlo, solamente le bastaba usar su buena imaginación para
visualizarlos vestidos con esos objetos absorbentes.
Finalmente ingresaron al aula donde recibirían las
primeras palabras de bienvenida. Los chicos del grupo de layra ya hablaban un
poco entre ellos, pues se habían conocido en los dormitorios y cuando tocara
clase, tendrían que convivir como cualquier otro grupo escolar de cualquier
nivel.
Cada profesor que se presentaba era cordial y
alegre con sus nuevos alumnos. Ellos decían sus nombres y les indicaban cómo
trabajarían. Todos los profesores marcaron bien sus normas para no tener
conflictos cuando algo no se cumpliera como fue indicado en el primer día.
A todos los chicos y chicas les indicaron que para
las clases, para las mujeres, usarían leotardo color rosa con mangas largas y
mallas del mismo color. Los varones usarían mallas color blanco y también un
leotardo blanco, el cual hacía la función de una ropa interior. Todo fue bien
indicado y escrito en el pizarrón, a lo que los estudiantes de danza tomaron
perfectamente las notas.
Layra estaba tan feliz de lo que aprendería para
ser una profesionista del arte. Pero no dejaba de fantasear con el tema de los
pañales…
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