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Parte 1
Jordi se acerca de la nada…
Habían
pasado varios días en los que Rene siguió usando sus pañales como siempre, siendo
cambiado por Valeria y por su madre por las tardes cuando se encontraban en
casa. Lo mismo era con Eduardo, el niño estaba más que feliz por tener sus
propios pañales a su talla, más chicos de los que usaba su hermano mayor.
Los dos chicos en la casa disfrutaban mucho de esa
sensación en la que cuando se hacían pipí, toda esta fluía entre sus piernas, siendo
absorbida por el algodón que les cruzaba por las piernas y les envolvía las
pompas. También les encantaba sentir cómo se reunía la popó cuando se liberaban
de esas ganas. Con los pañales todo era tan rico.
En lo que era la estancia del joven castigado con
pañales, se habían hecho los arreglos finales en todo lo que se volvería la
escuela de René, aquel lugar que arreglaron bien para recibir a los alumnos del
instituto Benforth.
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un día común, René y sus hermanos se encontraban en la escuela, con sus profesores
personalizados, siendo ellos tres los únicos compañeros de clase. Ya faltaba
poco para que salieran. Después se irían al supermercado para surtirse las
cosas que les hacían falta en casa.
Rene recibía sus clases de álgebra, era aburrido,
se distraía con cualquier cosa dentro de su mente, lo único que escuchaba era
la voz de su profesora explicándole números y letras. Sentía ganas de usar el
pañal que tenía puesto en ese momento, lo llevaba bajo su ropa normal. Escuchando
números y letras, planificó hacerse encima cuando salieran y estuvieran cerca
del auto.
Cuando dieron la una de la tarde, los tres chicos
se levantaron de estar tomando sus clases, guardaron sus cosas en sus mochilas
y se despidieron con un beso de sus profesoras.
─Haces todas tus tareas─. Dijo la profesora que le
daba clases a René. La joven mujer echó una mirada a las pompas del chico su
alumno, encontrando el detalle de sus redondas formas, comprobando que sí era
enserio que traía pañal.
El jovencillo sonrió. Claro que iba a hacer su
mejor esfuerzo.
Jimena y Eduardo también se despidieron de sus
profesoras con un beso en sus mejillas. Cuando Eduardo quedó de pie, entre sus
piernas se apreciaba el bulto que le sobresalía por el pañal que ya estaba
bastante húmedo de pipí, pronto querría un cambio. Por ese día, Valeria no
estaría así que de los cambios de pañales se tendría que encargar la madre de
los tres: Casandra.
Para Rene era sorpresivo que aún no llegaran los
chicos que estudiaban en su vieja primaria, los chicos del instituto Benforth,
todo estaba listo, solo faltaba que se animaran a llegar.
Los tres hermanos caminaron hacia el auto donde
estaba Casandra esperando, ella mandaba mensajes a sus contactos sobre los asuntos
en la empresa.
Abordaron el auto y se fueron en camino al
supermercado.
Como cualquier familia hablaban y hablaban sobre
sus cosas y de repente, se molestaban con bromas.
Cuando llegaron…
Rene iba con las mismas ganas de dejar salir todo
en el pañal.
Al salir del auto, toda la gran masa contenida en
su interior se puso lista en su salida. Por una parte, Rene ya estaba
acostumbrado a sentir toda la suciedad contenerse en sus pompas, y había perdido
la vergüenza de mostrarse desnudo ante su madre. Así que aprovechando que no había
personas en el estacionamiento por ese momento, se apartó de la puerta cuando
la cerró y puso sus manos en las rodillas, comenzando a pujar con lentitud pero
con mucha seguridad. La masa calientita que era su gran tira de popó emergió y
se hizo una bola en sus pompas, llegando poco a poco hasta el cruce del algodón
entre sus piernas. El olor emergió rápido llegando hasta sus narices. A René se
le hizo un gran trasero, inflado y redondo. Él lo sentía bien, le parecía bien,
era digno para su vida, hacerse todo encima. Por otro lado, aún no terminaba su
castigo.
Cas se aproximó a su joven cuando vio que no caminaba,
y por el olor que rodeaba al chico, pudo saber que se había ensuciado.
─Mi Renito se hizo popó… ─Dijo Cas con tono dulce,
dándole un beso en su mejilla.
René afirmó.
─Bueno. Abriré la cajuela y te acuestas en el
sillón de en medio, ahí te cambio─. Repuso cas.
René hizo eso mismo. Cuando el espacio para el
cambio de pañal estuvo listo, se inclinó en el lugar, sintiendo que la bola de
suciedad se le iba hasta la parte de enfrente.
Jimena estaba lista para ayudar en el cambio de
pañal de su hermano. Puso las toallitas húmedas, el talco y la crema cerca de
la mano de su madre. Eduardo tenía una cara de sorpresa, ver como cambiaban a
su hermano le producía una rara sensación, pero era bonita, la disfrutaba.
Cas ayudó a su hijo a retirarse la ropa. Le retiró
totalmente el pantalón y el calzoncito que el jovencillo estaba usando; éste
mismo era uno rayado color naranja, con unas estampas de Lilo y Stich en la
parte frontal. Toda la ropa del joven estaba olorosa a suciedad, mucho más el
calzón de tela. Antes que Cas retirara las cintas y abriera el pañal, Jimena bajó
la tapa de la cajuela para que no se viera mucho lo que estaba pasando.
Rene estaba lleno de pena, pero con el tiempo
transcurrido usando pañales, había disminuido mucho el hecho de sentir
incomodidad ante sus hermanos, de posar con toda su intimidad abierta llena de
suciedades. Así que en ese instante, levantó un poco sus piernas, permitiendo
la vista de sus pompas sucias, con su popó batida. Cas tomó los trozos de papel
higiénico que Jimena le iba dando y los pasaba por las pompas de su joven,
retirando las manchas. Eduardo miraba atento la forma en que el pene de su
hermano se iba poniendo de flácido a un poco erecto.
A distancia, alguien que los conocía pudo
reconocer bien a Eduardo, quien veía hacia el interior del auto, y comenzó a
acercarse…
Fueron solo pocos minutos los que Cas estuvo
limpiando las pompas de su hermoso joven, cuidando no mancharse las manos al
frotar con las toallitas y trozos de papel higiénico.
Poco después, quien se acercaba quiso saludar a Eduardo
y lo hizo caminando justo enfrente del auto, viendo al interior: a Eduardo a
los ojos, a Jimena en segundos, a Cas con una botella de talco, y a quien era
limpiado como un bebé, pues se levantaba un poco para conectar la mirada...
─¡Perdón… perdón… no vi nada!─. Dijo Jordi,
corriendo, alejándose del lugar.
Rene se puso a azotar con la mano en el interior
de donde estaba acostado boca arriba, aun con las piernas sobre su pecho. No podía
creer que su mejor amigo de la escuela le había visto todas sus pompas, ya casi
limpias, pero en la posición más comprometedora con el tema de los pañales…
Cas se apresuró a dejar limpio a su precioso
joven, si le quedaron manchas en sus pompas de popó no le importó, solamente le
subió su calzón y le ayudó a ponerse el pantalón. Ella mismo pensó que el
castigo no tendría que ser tan molesto ni más humillante, así que se puso
generosa por solo ese momento.
─Vámonos a la casa. Allá si quieres, te das un
baño para que se te pase el enojo. Ni llores, joven, porque si querías esto de
los pañales, a esto te enfrentabas─. Dijo Cas, recordando el inicio de los
tiempos con todo el tema.
René se metió al auto, seguido de sus hermanos.
Con eso que pasó, Eduardo no quería ni hacer uso
del pañal que tenía puesto en ese momento.
René se iba cuestionado, ¿Cuántos más tendrían que
saber que ahora usaba pañales? Ahora sería
seguro que Jordi no iba a hablarle nunca, nunca jamás...
Me gusta
ResponderBorrarcuando habra la siguiente parte.
ResponderBorrarHola, en la página LISTA DE HISTORIAS está el enlace al siguiente. ;) Saludos.
BorrarHola, en la página LISTA DE HISTORIAS está el enlace al siguiente. ;) Saludos.
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