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El reemplazo de Casandra
Parte 1
Parte 1
Eduardo
se quedó pensando en cómo ser tan discreto posible para cuando llegasen sus
padres y no notasen que estaba usando pañales para bebés bajo su ropa normal en
casa. Le daba muchas vueltas al asunto y no lograba finalizar con una idea
central que le hiciera calmarse, ya hasta se había arrepentido de haber pedido
el pañal. Pero no se lo quitó.
René se quedó maravillado con la idea que su
querido hermanito se había unido a todo el suceso en casa de los pañales, era
tan bonito pensar en que quien molestaba mucho ahora era como el en el gusto hacia
esos productos absorbentes; pero igual temía por él cuando llegase su madre, ya
que la creación de los pañales eran para ventas y problemas de incontinencia y
jamás los habían destinado como herramientas de castigo como lo estaban siendo
en esos tiempos.
Por ese día se quedaron tranquilos, se mantuvieron
viendo la televisión y por ratos, poniendo la consola de videojuegos para
entretenerse y emocionándose como siempre. Rene se mantenía asegurándose que su
amigo Jordi no estuviese intentando llegar a su casa, hasta había pedido a sus
dos hermanos que lo notificaran cuando supieran de algún comentario por su amigo
con intenciones de llegar.
Tiempo después…
Diego y Casandra se aproximaron a su casa; los dos
iban felices porque habían encontrado la solución perfecta para no dejar tirado
todo el remedio que Cas había implementado en su primer hijo. En cuanto
apagaron el auto, los tres chicos en casa escucharon esa señal y se asomaron
por la ventana, viéndose con ojos llenos de pena con emoción.
Jimena y Eduardo salieron a recibir a sus padres
para ayudarlos por si traían algo, pero ellos les negaron. A lo que solamente
se abrazaron. Cas no apreció nada en los dos chicos, pues actuaron como siempre
y por esos instantes su mente estaba enfocada en su joven.
Diego y Casandra ingresaron a su casa y saludaron
a René. El joven camino hacia sus padres vistiendo solamente el pañal y la playera
que le pusieron desde la mañana, sin haberlo usado mucho; a su pañal se le
apreciaba una mancha amarilla por la parte frontal, pero eso no ameritaba un
cambio.
─¿Cómo te la pasaste, mi Renito?─. Preguntó Cas.
─Bien, jugué con Lalo y Jimena con los videojuegos
y no hicimos nada grande─. Respondió René.
─Bien, ahora escucha: todo este tiempo que pasamos
fuera, nos aseguramos que otra persona me cubra cuando yo no pueda atenderte dentro
de este castigo tuyo. Esta persona es una mujer a la que se le pagará por las
horas que te esté atendiendo en lo que respecta a cuidarte como el niñito que
eres. Necesito volver a mis actividades en la fábrica y por verte no puedo
hacerlo─.
Rene se impresionó por procesar la idea, sus ojos
se pusieron grandes que casi se le saldrían, se imaginaba haciendo lo mismo
para su madre pero ahora para otra mujer.
─¿Quieres decir que ahora otra mujer me
cambiará?─. Preguntó el chico, solo para hacerle peso a la idea.
Cas solo afirmó sonriente.
─Pero ya me acostumbré a hacerlo así contigo, no
me gustaría que otra persona me vea sin ropa─. Dijo René.
─¿Y por qué te preocupa? Solamente eres un niñito,
los niñitos no tienen tanta pena, no te preocupes, todo seguirá igual,
solamente otra persona se hará cargo de ti, tu sigue igual─. Respondió Cas.
Ella se dio la vuelta, sonriente porque su idea había
rendido buena aceptación. Por un lado se sentía aliviada de dejar de ser quien
tuviese que cambiar tantos pañales al día de su joven, al menos así el castigo
de René podría seguir.
Rene se fue a sentar con sus hermanos quienes habían
escuchado todo. Eduardo hacía gestos de que la idea era buena, le invitaba a sonreír
a su hermano mayor, pero para René la solución pesaba mucho y había caído de
pronto.
Mas noche…
Todos se preparaban para dormir. Rene se quedó en
la sala acomodando todo en su lugar.
Eduardo estaba en su cuarto preparándose para darse
una ducha, tenía en sus manos su pijama y su nuevo calzón. Se sentía nervioso
por el hecho que aún tenía puesto el pañal, no lo había usado, estaba seco pero
no le apetecía mojarlo ni con una gotita. Ya encontraría una forma para usarlos
así como su hermano o con un permiso de atenderse él mismo. Sus siguientes
acciones para no caer en castigos ni nada de penas por su madre, solamente se
quitó el pañal en el baño y se dio su buena ducha, lavando su cabeza con mucho
jabón que olía a frutas; igual su esbelto cuerpo. Al final, antes de ponerse
toda la ropa se puso el pañal sin talcos ni cremas, pensó que sería mejor
tenerlo puesto que dejarlo por ahí…
Jimena se encontraba en su cuarto, también pensaba
en los pañales, en todo lo que implicaban las acciones de estar en un cambio,
pero lo que más le agradaba a ella, era el hecho de ayudar con el proceso, ella
no se lograba visualizar mucho usándolos como sus dos hermanos. En ese día ella
se había dado una ducha con anterioridad, por lo que no deseaba darse otra. Únicamente
se vistió con la ropa para dormir, se retiró su pantalón corto y su playera
rosa, quedándose en su calzón de niña color blanco con amarillo, el que le hacía
ver su cuerpo inmaduro pero pronto a dar aspectos de cambio, y se vistió rápido
con su pijama.
Durante los últimos momentos sin entrar a la cama,
René termino de mojar el pañal en las partes que le faltaban, así lo pudo dejar
amarillo de todo el algodón blanco.
Su madre Cas llegó a limpiarle y ponerle listo
para dormir. Sin tanto retraso, el joven mismo se retiró la playera y sus
calcetas, permitiendo que su madre viese su pañal mojado en todos sus ángulos
mientras lo tenía puesto. Cas bien le acomodó a su gusto en la cama y abrió las
cintas, al mismo tiempo que René abría sus piernas un poco hacia los lados, teniéndolas
colgando de su colchón. Cas le limpió el pene a su hijo, el que estaba oloroso
a pipí y manchado con restos de algodón; para hacerlo con más profundidad, le movió
el prepucio, y con una toallita nueva, le limpió con varios movimientos,
retirando los restos de secreciones hechas por el encierro de la misma piel. René
bien permitía que la mano derecha de su madre se moviera en esas áreas; al
igual fue cuando ella le limpió sus pompas con otras toallitas húmedas, las que
retiraban los olores a pipí.
─¿No vas a hacer popó por esta noche?─. Preguntó
Cas.
René negó con la cabeza.
─Bien, te pondré un pañal fresco para esta noche y
te me duermes ahora, no quiero que estés perdiendo el tiempo con tu celular. ¿Entendiste?─.
Indicó Cas.
René afirmó de nuevo un poco sonriente. Seguido permitió
que su madre le rociara más talco en su pene, el que se había puesto flácido
por tanta manipulación por la limpieza. Seguido levantó sus piernas sobre su
pecho, mostrando sus hermosas pompas a su madre, y ella puso una cantidad de
crema para rozaduras en sus dedos, empezando a frotarla en la piel de su joven.
René disfrutaba ese momento, eran tan cómodo y agradable
ser limpiado por su madre en esas zonas, pero igual de incómodo por tener la
edad en la que eso ya no debería de ser.
Cas le puso otro pañal nuevo bajo sus pompas,
cubrió el pene casi erecto de René con la parte frontal y unió las cuatro
cintas.
Al final de todo, le dejó otra playera y sin
calcetas. René se quedó tranquilamente en su cama hasta que su madre salió, por
lo que luego él se levantó para terminar de hablar con Jordi quien le preguntaba
si quería ir al cine una de esas tardes libres.
Al día
siguiente…
Cas y diego escucharon sonar su despertador pasado
de la hora, eran las 8:40 de la mañana, por lo que se les había hecho tarde
para el ingreso de sus dos chiquillos. Los dos se vistieron un poco y Cas se fue
a hablarle a Jimena y Eduardo. Subió las escaleras casi tropezándose y abrió la
puerta de sus dos chiquillos.
─¡¡Arriba, arriba que se me hizo tarde en venir a hablarles!!─.
Alzó la voz Cas, dando aplausos para despertar a los dos sin nada de mimos. Jimena
enseguida se puso de pie, recodando sus clases y los temas por ver, a los que
no había que faltar, lo mismo era para Eduardo.
Cas se acercó a Jimena y le dio sus prendas planchadas
del día, ahora les tocaba educación física, por lo que se vestirían con un pantalón
deportivo y una playera ligera.
Jimena para no perder tiempo al toca el suelo frio
de su cuarto, ahí ante su madre se desvistió hasta quedarse en calzón, y se
empezó a poner el uniforme. Eduardo se quedó sentado en la cama, recordando lo que
se había dejado para dormir, menos mal que no le causó molestias ni
incomodidades.
─¡Eduardo, apresúrate, tienes que vestirte ahora
mismo, solamente se irán cambiados, allá comerán algo, pero aquí los visto y
los llevo a la escuela!─. Animó Casandra, palmeando a su chiquillo, quien como
un robot se iba poniendo de pie, como cuidando sus pasos.
En lo que ella había dicho eso, vio que Jimena ya
estaba vestida, solamente faltaba que se lavara la cara y se echara un poquito
de crema en sus largos cabellos, pero Eduardo no se movía más.
─¡Eduardo apúrate y…
Dijo Cas a su chiquillo, y por el hecho de interrumpirse,
fue porque le bajó el pantalón de pijama al niño, observando un bulto frontal y
uno que envolvía sus pompas…
─¿Y ahora tú… ese pañal? ¿Porqué?─. Repuso ella. Entendiendo
la dilatación.
Eduardo ni Jimena no dijeron nada.
─Me imagino que ya no aguantaste tú tampoco el
querer tener uno puesto, ¿no? Todo lo que le hacía a tu hermano me imagino lo
querías, así eres tu con todo lo que les compro a Jimena y René─. Dijo Cas con
toda seguridad, sin fallas en su lógica.
Eduardo no dijo nada, solamente movía los ojos razonando,
pero tampoco pudo negar eso, a lo que solo sonrió y borró su gesto.
Casandra ya sabía que pasaría, lo tenía previsto,
a lo que solo se redujo a seguir con los planes del día. Y repuso:
─Bien, sigamos. Hay que apresurarnos a llegar a la
escuela. Al rato hablaremos de esto─.
Jimena se quedó tranquila, y siguió para irse a
terminar de cambiar.
Cas no dejó que Eduardo se cambiara solo, ella
tomó posesión de él así como con su joven, puesto que era más fácil manejar a
un chiquillo de ese tamaño y edad. Ella le recostó rápido en la cama y sin
tantos movimientos, debido a la práctica, le retiró su calzón y el pañal, dejándole
con su pene expuesto.
Eduardo tenía cierto tiempo sin darse a conocer
ante su madre todo desnudo, lo que le causó pena en esos momentos en que ella
solo hizo eso, y veía que hacia el pañal bolita. Cas también pudo darse cuenta
que el pañal que traía Eduardo era uno viejito, por el algodón seco y
deterioros en el algodón.
Eduardo se vistió con su uniforme escolar y se
apresuró con Jimena para irse en el auto de su padre.
Apenas se fueron y Cas se fue a atender unos
mensajes que le había dejado la persona que cuidaría de su joven de ahora en
delante para que se pudiera ir a su puesto laboral en su empresa con toda
comodidad. Vio los mensajes y supo ye ya estaba cerca. Por lo que solo se sentó
en el sillón a reposar sus pies y terminar de despertar, asimilando lo nuevo
que había descubierto de Eduardo.
Mientras tanto René, aún estaba durmiendo, perdido
en sus sueños, cómodo como todo un bebé. Su pañal estaba empapado, toda la
parte frontal estaba amarilla y sus pompas envueltas por el algodón tenían una
mancha apenas notable, pero era un pañal digno de ser retirado.
Poco después…
Cas escuchó ruidos afuera en su acera, comprendiendo
que había llegado su reemplazo. Enseguida se encaminó a abrir, y al verle, las
dos mujeres se sonrieron:
─¡Amiga Valeria!─.
Las dos mujeres eran amigas desde la secundaria, habían
estudiado juntas desde ese nivel, al igual la preparatoria, solo hasta ese día
se habían reencontrado. La señora Valeria había estudiado enfermería y tenía
muchos diplomados en atención especial, por lo que Cas sabía que era la persona
perfecta para sustituirla y ser la cuidadora de su joven.
Seguido las dos se dieron un largo abrazo, y por
qué no, otro abrazo, sonrientes. Se alegraron mucho de verse y luego entraron. Mucho
antes de tocar el tema central, Cas y Valeria se pusieron a preparar un poco de
frutas y huevos revueltos, para celebrar su reencuentro y conversar un poco por
toda la fresca mañana…
muy buena
ResponderBorrarExcelente capitulo, gran historia y trama, de mis favoritas, continuala, eres grande
ResponderBorrarContinua??
ResponderBorrarSigue porfa
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