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Los estudios en pañales de Layra | Cap. 10

 



10

 

Un momento de amor

 

 

Pasó un largo rato en el que layra se mantuvo con su amado Samuelito, sentados los dos en el suelo. Ya habían acabado de comer lo que compraron, ahora solo veían hacia el horizonte, pensando un millón de cosas. Samuel sentía la humedad en el pañal que estaba usando, sabía que se pondría bastante pesado en cualquier momento, así como le pasaba por las noches cuando reposaba su bonito cuerpo de bailarín.

Layra estaba sensible en ese momento, era una sensación rara que le producía no parar de mirarlo, el solo hecho de estar con su querido amiguito que le enseñaba mucho de la danza le provocaba sentirse una chica rara, pues por un lado, sentía mucho miedo de que le ocasionara problemas el enamorarse más de Samuel, debido a que Samuel era un niño de once años y medio, pronto haría los doce, aun podía detectar comportamientos infantiles en él. Por otro lado, quería comérselo a besos así como con los chicos de su edad que le cautivaron.

 

Pasó una media hora en la que los dos no dijeron nada, se recostaron en el pasto con las manos bajo la cabeza, mirando hacia el cielo. De pronto, layra vio que Samuel se mantuvo un largo rato con los ojos cerrados, como si estuviera durmiendo. Se inclinó un poco sin levantarse, mirándolo, viendo lo hermosa de su piel y la bonita forma humana de ese niño. Pero como a todas las chicas, a layra no le pudieron hacer resistir las ganas de intentar eso que quería en ese momento, no quería esperar otro momento ni un día más, no quería quedarse sin probar la espuma que se producía en los labios de Samuel. Así que se le acercó lentamente, y al estar casi cerca los dos de la cara, Samuel abrió los ojos, viendo el hermoso rostro de layra. Aun siendo niño entendió que eso que se aproximaba sería un beso, a lo que afirmó querer probar su primer beso, y sin saberlo, solo esperó a que layra hiciera todo el trabajo.

Layra conectó bien sus labios con los de Samuel, y empezó a hacer profundos sus roces, sintiendo el aliento del niño, el que le supo a lo que habían comido hacía un rato. Cuando Samuel sintió los húmedos labios de layra, también le llegó a su cuerpo un largo cosquilleo, hasta pudo sentirlo en el interior del pañal, era como si le dieran escalofríos, pero tan placenteros. El niño no pudo negar que el amor era algo tan fuerte, en segundos reconoció porqué las chicas que conocía y sus primos mayores duraban mucho besándose con sus novias. Por los minutos y minutos que duraron besándose, a layra le supieron simples los labios de Samuel, ya que le había absorbido los sabores de la comida.

Cuando por fin se separaron, Samuel se sentó, pensando mucho, sin poder creer que se había besado con una chica mayor que él, ahora comprendía más los acercamientos de layra en todo momento.

Layra estaba feliz, pero su ser estaba llena de nerviosismo, no podía creer que había besado a un niño que mojaba la cama, que encima de eso, usaba pañales, pero al ver que Samuel estaba sonriente y con la mirada de querer más, entonces no dudó en volver a hacerlo. Pero antes de volver a conectar sus labios, le dijo a Samuel:

─No le vayas a decir nadie de esto, que sea como nuestro secreto de los pañales.

Samuel le afirmó moviendo la cabeza, y dejando que layra volviera a ser la coordinadora del beso, volvieron a conectar sus labios…




Capítulo 11 ↠





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