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La edad infantil de René
Al día siguiente…
René se había mantenido usando sus pañales como
siempre, no podía usar el baño para nada y cada que le daban ganas de hacer
pipí y popó tenía que hacerlo en su pañal, así como se encontraba en el nuevo
día, cuando sus hermanos se encontraban retirándose para la escuela en el auto
con sus padres.
Era temprano y las ganas de ensuciarse le daban
fuertes, puesto que como al dormir todo su cuerpo se relajaba, al primer
movimiento rápido todo su sistema se activaba y liberaba de todo. Por lo que
René se encontraba hincado en el colchón de su cama pensando en quitarse el
pañal que tenía a plena vista, le acompañaba solo una camiseta blanca. Quería
quitarse y ponerse el pañal seco después de correr al baño, pero no quería que
su madre le amenazara más fuerte con otras cosas. Pero algo bueno estaba
sucediendo con ese momento, pues René sentía que los pañales puestos por sus
padres comenzaban a gustarle, algo en su interior estaba retirando las agonías
que le causaba que ellos se lo pusieran con todo su cuerpo desnudo, o al menos,
esa idea tenía en el momento en que decidía si se hacía encima o no.
Pero para no dilatarse ni hacer que su vejiga
explotara por retener la pipí toda la noche, comenzó a mojarse en el pañal,
observando que toda la capa de algodón que le cubría su pene se tornaba
amarilla y se escurría por el cruce entre sus piernas, llegando hasta sus
pompas. El pañal se colgó un poco por el peso. En ese instante en que se estaba
terminando de orinar, las ganas de hacer popó se vinieron fuera, dejando salir
un pequeño grumo a presión que el joven no pudo retener, así que se apresuró a
ensuciarse con el resto.
René pujó con fuerza, sacando un bulto de popó
grande, el que borró la forma de sus líneas traseras; también sintió los aromas
de lo que estaba haciendo, pero ya no podía detenerlo, siempre que empujaba una
pequeña porción fuera de su cuerpo, tenía que dejarlo salir todo en otro tirón.
Cuando terminó, el pañal le colgaba lleno de pipí
por enfrente, por detrás con una mancha un poco color marrón por la mezcla de
su orina con la popó, la que tiñó el algodón blanco de esa apariencia.
René afirmó que se sentía bien, tenía que
reconocer que era delicioso mojarse y hacerse popó en el pañal, era bueno
sentir la pipi calientita absorbida por el algodón y que rozara con la piel de
sus pompas, era placentero y por su edad, le producían sensaciones de quererse
masturbar en ese momento, pero no quería que su madre observara el momento en
que se daba placer antes de un cambio sucio.
Así que se mantuvo ahí hincado en su cama por
largos minutos.
Llegó un momento en que las rodillas le dolían,
seguía respirando sus aromas a sucio que se mezclaban con el talco húmedo en su
piel, era una mezcla agradable, pero el dolor en sus rodillas le hizo pensar
que debía tomar otra posición, a lo que lentamente se fue poniendo de frente y
se recostó en su cama, poniendo su cabeza en la almohada, sintiendo rico el
alivio de estirar los pies, y también lo rico que se sentía la popó en el pañal,
que se iba batiendo en esa área hacia los lados.
El despeje de sus ganas de ensuciarse le hizo
tener sueño de nuevo, a lo que el joven que ya se adaptaba a los pañales, se
quedó dormido boca arriba con el pañal sucio…
Tiempo
después…
Rene ni cuenta se dio cuando su madre ya estaba en
su cuarto preparando las cosas para cambiarle el pañal apestoso. Ella se
aproximó a su joven, observándole dormir como todo un joven en desarrollo, pero
tierno en la apariencia; le gustó verle sus piernas, con pocos bellos y al
mismo color que las de ella; en ese momento se acordó cuando su joven estaba
más chico y realmente usaba pañales para dormir, teniendo que llegar a
cambiarle de esa forma.
Seguido Cas le dio unas caricias en la pierna
desnuda, provocando que su joven abriera lo ojos:
─Buenos días, mi Renito. Vamos a cambiar ese sucio
pañalito─. Dijo ella.
Rene se sorprendió, se quiso mover y cuando lo
hizo, recordó que se había hecho popó y se sentó, apreciando que todo se le
había movido hasta la parte de sus entrepiernas.
─Acuéstate porque si no se te va a seguir batiendo
todo─. Comentó ella.
Rene se sintió incómodo por la situación, se
lamentaba haber caído en la ventaja de usar sus pañales, pero eran tan ricos
que le costaba negarse. Seguido se recostó ante su madre con las piernas un
poco hacia los lados, permitiendo que ella le subiera la camiseta hasta el
pecho, dejando a la vista el sucio pañal que ya dejaba ver manchas en las
barreras anti escurrimientos.
Cas se aseguró que todo estuviera cerca de ella y
entonces, procedió a abrir las cintas del pañal de su joven, abrió una, luego
otra, hasta finalmente las cuatro. Con
cuidado bajó la cubierta frontal y expuso todo lo sucio, viendo que unas pocas
manchas habían ensuciado el pene de su hijo.
─Pobrecito mi niño, vamos a tener que limpiarle
mucho su colita y al señor pajarito─. Comentó Cas con ternura.
Como siempre hacia, puso una música en su celular
en estilo de cuna, para amenizar el cambio de su joven bebé.
Con papel higiénico le limpió primero las
entrepiernas, retirando la mayor cantidad de manchas grandes. Rene iba viendo
que los trozos de papel iban con mucha suciedad, reconociendo que sería mejor
si lo hiciera en el baño de forma normal. Seguido levantó sus piernas sobre su
pecho, viéndose igual a un bebé pero súper gigante, con todo el trasero
embarrado de popó.
─Pero que sucio quedó mi Renito, toda la popó le
ha causado mal olor, pero que feo huele este niño que tiene quince años, que ya
va para los dieciséis y todavía tiene que pedir usar pañales para hacerse ahí…
Casandra se rio al decir eso. Rene se encontraba
molesto por sentir las manos de su madre limpiarle sus pompas con papel, las
que pasaba por sus líneas, retirando con firmeza los grumos que parecían estar
pegados.
Seguido Cas retiró la mayor parte con toallitas
húmedas, dejando bien limpia su piel, asegurándose que no quedase nada visible
por la zona del ano de su joven.
─Bien, listo mi Renito, pero eso no es todo, vamos
a darte una ducha antes de dejarte listo para que hagas lo que quieras en tu
mañana, toma en cuenta que aun vienen los demás procesos a tu vida─. Dijo Cas.
Ella dio acceso a su joven para que se pusiera de
pie. Rene se levantó, y su madre le retiró la camiseta, dejándole totalmente
desnudo, con su pene que se ondeaba por hallarse casi flácido por tanta caricia
en esa zona.
─Por cierto, ¿ya pensaste en qué edad tienes?
Acuérdate que ayer te dije que quería para estos días una respuesta a eso─.
Preguntó Cas.
─Estoy en eso─. Respondió René.
Su madre le dio un guiño de ojo, y seguido René se
fue hacia el baño caminando así desnudo. Cas se quedó haciendo bola el pañal
lleno de popó y luego se lo llevó hasta el contenedor de la calle, pues en ese
gran bote era donde desecharían los pañales sucios de su joven.
René se recostó en la tina, abriéndole a la llave
caliente.
Cas volvió para darle el baño a su querido Renito.
Como era de siempre, ella le lavó el cabello, las piernas, y cuando le lavó su
pene, le retrajo su prepucio para tallarle bien. René sentía rico ese instante,
todo lo resbaladizo del jabón y las manos de su madre le provocaban una dura
erección que no podía evitar ni ocultar a los ojos de su madre, pero no tenía
escapatoria. Después que le lavaron su cuerpo entero, estaban en el área del
retrete para terminar de escurrirle el agua y el teléfono de Cas sonó; ella le
dijo a su joven chico que se fuera caminando al cuarto con la toalla envuelta,
a lo que René afirmó con pasos veloces, sintiendo que se resbalaba por las
gotitas y el suelo de mosaicos de toda la casa.
Cuando Rene llegó a su cuarto infantilizado, se
quedó sentado en la cama y pensó en retirarse las ganas de masturbarse antes
que llegara su madre, por lo que echó la toalla blanca a un lado y con solo
imaginarse a su querido amigo Jordi en pañales como él, con un pene tan
afeitado como el suyo, no tardó en eyacular, expulsando su semen ante sus pies.
─¡Uf!─. Se expresó el cuándo terminó de sentir los
calambres recorrerle todo el cuerpo fresco.
Inmediatamente se puso a limpiarse las manchas con
el papel que quedó en su cama. Lo bueno que su madre no vio nada de eso. Se
sentó en la cama a esperar, escuchando que en su ciudad los autos circulaban y
las personas que llevaban a sus hijitos al preescolar ya iban en camino a esos
lugares; lo podía reconocer por los ruidos de los vendedores para niños y las
cancioncitas que ponían en las entradas de esos colegios cercanos a su casa.
Igual se preguntaba cuál de todos esos niñitos usaba pañales ante de irse al
preescolar, tener que ensuciarse encima y ser cambiado por su madre en
posiciones olorosas…
Como ritual de siempre, llegó Cas y le puso el
pañal…
Luego se fueron a la sala, y Cas le mostró los
materiales para ese día:
─Bien, quiero que este día te pongas a pintar,
aquí tienes hojas y muchos crayones. Igual este libro con imágenes grandes─.
René aceptó la idea y se sentó en la mesa para
pintar las cosas que su madre le dio.
Justo en ese momento, le volvieron a llegar las
ideas para pensar la edad que debía mostrar, y vagamente, por primera opción,
pensó en decir que tenía cinco años. Así que en una hoja blanca, hizo un dibujo
de un número 5 con ojos y sonriente, al cual pintó, llevándose un largo rato.
Luego le escribió con lo que sería una letra de niño pequeño, lo cual decía: mami tengo 5 añitos.
Cas volvió y entonces René tenía lista la hoja,
bien pintada aunque a pesar de ser consciente de que le faltaba más práctica en
el pintado con crayola, se le habían ido unos trazos y se había salido de las
líneas. El joven le mostró el dibujo a su madre:
─¡Pero que hermoso, mi Renito! ¡Pintas muy bonito!
Eres talentoso, lo vamos a pegar en el refrigerador como tu primer dibujo!─. Dijo
Cas con mucha felicidad.
Ella llevó el dibujo al lugar y lo pegó con un imán
libre.
Rene afirmó que todo era absurdo, pero también
bonito, los mimos de su madre volvieron así como le gustaba disfrutarlos hacía
tiempo cuando realmente estaba chico, y todo se daba al natural, nada forzado
como en el presente. Luego se puso a pintar los dibujos en el gran libro que
media un metro por metro.
Casandra se sentía feliz. Por esa mañana se
terminó de maquillar y ponerse atractiva para irse al trabajo con su esposo, a
manejar la fábrica de los pañales con los que surtían a todo el mundo, y con
los que estaban castigando a su joven chico. Como vio que la dinámica del
dibujo funcionó y que su joven ya tenía una edad para mostrar su lado infantil,
entonces procedió a ordenar la limpieza del lugar que se volvería la sede de
guardería de su chico. El lugar era un bonito establecimiento donde querían
poner la fábrica desde un inicio, pero luego encontraron un lugar más adecuado
en la ciudad y optaron por ese.
Cas hizo las llamadas y pidió que limpiaran el
lugar para poner en él muchos juegos, libros de escuelas de secundaria y
después de preparatoria, útiles escolares, una zona para cambiar pañales y
liberaran de escombros un sitio que querían para poner su auto por las mañanas.
Bien que podría haber todo eso, pues ese segundo establecimiento sin uso, era
del tamaño de un balneario, y vaya que también tenía alberca vacía llena de
basura de los árboles.
Su plan estaba funcionando, su joven Renito ya
tendría dónde pasar los momentos siendo como quería ser con total libertad,
siendo instruido sin abandonar la escuela, puesto que para ese castigo de llevar
pañales todo el tiempo, le había comprado un paquete de escolaridad privada,
incorporada a la red de educación mundial.
Se enorgullecía por poner a su joven en su lugar,
puesto que no le agradó la idea de que su amado hijo estuviera optando por
robar cosas a ellos mismos, y con el tiempo desarrollar peores hábitos, cuando
ellos como padres le podían dar hasta lo que no pudieran…
Excelente como toda la historias
ResponderBorrarpor favor pon que jimena tambien use pañales y se haga mucha popó y su mamá la cambie o uno de sus hermanos... me encantan las niñas con pañales saludos
ResponderBorrarHas que sus hermanos lo cambien y le den un baño
ResponderBorrarMe gustaría que apareciera los hermanos de René y lo traten como bebé a René
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