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Instituto Benforth - Capítulo 7 (Final)





7



El final






Agradezco a todos los usuarios que visitan este blog,
te agradezco a ti amiguito o amiguita,
sé que eres tú,
por tus mensajes en la página de Facebook,
por tus comentarios en este mismo blog en esta historia,
te agradezco infinitamente,
dejándote este final,
cargada de tanta esencia de pañal limpio y sucio.

Gracias a todos.



Después que la huelga estuvo totalmente finalizada y los chicos felices con el hecho que podían llevar pañal bajo el uniforme a su Instituto de nivel primaria, en una mañana bastante fresca, la directora Margarita Brizuela recibió la visita de una persona en su oficina escolar.
Todo se hizo cordialmente, y con la mujer iba un joven bastante apuesto.
La directora no sospechó qué clase de personas eran, y prestó atención cuando la señora visitante le dijo:
─Hola, mi nombre es Casandra Vargas y soy la vicepresidenta de Cocolins, la marca de pañales para bebés en sus diversos tamaños. Nosotros hemos sido sus mayores proveedores. Quiero agradecerle el interés por contar con nosotros, desde el primer pedido que nos hicieron cuando su remedio comenzó, me mostré sorprendida. Con el paso del tiempo nos enteramos que han tenido inconvenientes con algo que se volvió un simple remedio─.
─Sean bienvenidos de nuevo. Me acuerdo bien de usted. Tengo recuerdos de este hermoso joven, me acuerdo cuando era un niñito curioso y travieso, que siempre andaba corriendo y jugando con todos al fútbol y basquetbol. Le agradezco la cordialidad y formalidad, su compromiso con proporcionarnos los pañales todos estos días que los usaron los niños para liberar sus necesidades. ¡Así es… ni se imaginan todo lo que pasó… algo tan simple que me propuse sacar adelante por la idea de una profesora, se me volvió todo un caos. Apenas hace días, los niños hicieron huelga, protestando que querían venir en pañales a pesar que se arreglaran los baños. Yo terminé aceptando, pero indicando que no me comprometería a cambiarlos cuando se ensuciaran─. Respondió la directora Margarita.
La señora Casandra se echó una risa con la directora Margarita, pero cuando razonó el hecho de lo que era implementar remedios y que estos se salieran de control, supo que era una total realidad, pues también le había pasado, por eso tuvo que contratar a su amiga para que se encargara de cambiar a su joven.
─Lo entiendo. Sé que puede tornarse un poco pesado. Por eso hemos venido, tenemos un convenio que le interesará como nunca. Solo requeriremos que se lo digan a todos los padres de familia y pronto, puede que esta escuela no tenga niños usando pañales todo el tiempo, sino alumnos normales que al salir, se vayan a nuestra estancia preparada para todo eso─. Dijo Casandra, haciendo sonar bastante atractiva la propuesta.
─¡Le escucho!─. Dijo la directora.
Seguido Casandra comenzó a explicarle todo en detalle, mostrándole en fotos todos los preparativos y cambios que le hicieron a la estancia donde estudiaría sus tres hijos. La directora vio las fotos de la piscina, los cuartos construidos, las jardineras, sobretodo, las cajas llenas de pañales, las que bien podrían llevarte hasta el cielo.
Después que analizó las conveniencias, acordaron el convenio.
Mientras hablaban todo, René se mojó en el pañal que llevaba bajo la ropa. Ahí sentado tenía un bulto considerable entre sus piernas, no era el que se marcaba por su pene en estado normal, como se debería marcar para todo joven de su edad, sino era uno más voluptuoso y redondo. Le gustó mucho mojarse en las oficinas de su vieja primaria, el Instituto Benforth; veía las paredes y diplomas y se le venía todo a la mente, incluso cuando los amenazaban con ser llevados a la dirección, todo eso hizo retornar también sus años de niño cuando deseaba con todas sus fuerzas ser puesto en pañales. Todo era hermoso y honorable al estar en ese momento en su viejo Instituto, haciendo acuerdos para recibir a muchos chicos que usarían pañales en su estancia secreta.

Al final de todo el acuerdo, Casandra y la directora Margarita se estrecharon la mano en señal de acuerdo pactado.
Al salir, René llevaba el pañal bastante lleno, se había hecho pipí ahí sentado, algo bien logrado por ya un tiempo considerable usando pañales. Mientras caminaba con su madre hacia la salida, la directora Margarita echó una mirada hacia las pompas del jovencillo, afirmando un conocido detalle por mirar a algunos niños inevitablemente al mismo ángulo; obvio era un tema que no le interesaba mucho, real o no eso que sospechó, no diría nada a nadie. Y volvió a lo suyo.
Casandra y su precioso joven volvieron a su casa para continuar con sus planes, sobretodo, volver a sus mundos…

Poco después, en el Instituto Benforth comenzaron a hacer los preparativos. Los profesores de todos los grupos corrieron la noticia con los niños y los padres de familia. Enviaron mensajes por sus celulares y también correos electrónicos dando los datos de la estancia a donde podrían llevar a inscribir a sus hijos para que pudieran pasar un rato del día, jugando, haciendo sus tareas, cualquier cosa, pero sobretodo, usando sus amados pañales.

En breve, algunos padres dejaron de mandar a sus hijos con pañales, pero los que sí lo llevaban, iban mentalizados que si se ensuciaban, tendrían que ser discretos con no molestar a los demás, ni interrumpir las clases. Así los chicos se ensuciaban a la hora de la salida. En cuanto escuchaban sonar el timbre de salida a la 1:00 pm, se quedaban un momento de pie al lado de sus pupitres, como perdidos en cualquier pensamiento, pero en la realidad, se estaban haciendo pipí con cuidado para que no se derramara por sus piernas, o si no, haciendo popó; los que se hacían las dos cosas, se les notaba bien porque tomaban posición en cuclillas, y eso les permitía que toda la masa generada por su desayuno o alguna sobra de la cena, se acomodara en el algodón suave que les envolvía todas las pompas. Ensuciarse en el pañal les encantaba a los chicos que lo llevaban, pues les permitía caminar sucios pero tranquilos hacia sus padres, quienes tendrían que limpiar un gran desastre bajo el uniforme y sus calzones femeninos o masculinos.
Gracias a la estancia anunciada a todo el Instituto Benforth, algunos chicos gozarían irse de vez en cuando a pasar el rato allí.





FIN
      
  

1 comentario:

  1. Me gustó mucho tu historia, sigue así para hacer que la comunidad ABDL crezca, haz más historias de chicas que son las que más me gustan y que no sean de enuresis, lo digo con respeto hacia las chicas.

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