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Los estudios en pañales de Layra | Cap.11

 



11


 

Samuel baila su segunda canción

 

 



Poco después que layra y Samuel se dieron sus primeros besos, se fueron hacia el dormitorio que compartían. Como siempre, se cambiaron la ropa, los pañales, quedándose con las deliciosas fragancias a bebés que había en los productos infantiles. A layra le encantaba darle cuidados a Samuel, era su mejor momento en la vida. A Samuel le encantaba dejarse mimar por su amada amiga, y cada media hora que pasaron juntos en el cuarto, se dieron otro breve beso.

Los dos hicieron lo mismo por varios días, usaron sus pañales en los momentos libres después de clases y para dormir, lo que ocasionó que se acabaran rápido, por lo que layra había intervenido con sus propios medios, logrando comprar unos paquetes más para ella y Samuel.

En una clase por la mañana, todos los chicos estaban en sus salones, vestidos con sus mallas y leotardos.

Layra estaba con sus amigas y Samuel con los chicos, se encontraban calentando sus cuerpos de bailarines, se ayudaban unos con otros para lograr esa buena flexibilidad. A layra le encantaba que el hecho que su mejor primer amor usara pañales para dormir y los chicos de mayor edad no, le causaba una sensación de mayor aprecio hacia Samuel, en su interior deseaba con todo su poder femenino que no pasara nada entre ellos dos que arruinara ese amor.

Cuando la clase comenzó, la profesora los ubicó por sus tamaños en las barras, dándole el espacio a cada quien para que no tuvieran problemas con los estiramientos. La música comenzó a sonar, provocando que cada uno tuviera su concentración para lograr las posiciones con cada conteo.

Layra hacía sus esfuerzos haciendo las flexiones con sus piernas y estirando sus brazos hacia cada lado, estirando su cuello para poco a poco ir tomando la forma de una hermosa bailarina. Todos los leotardos de las chicas y las mallas de los varones se iban poniendo húmedos del sudor conforme los minutos pasaban, los que se hacían interminables al sentir la presión de la resistencia en los músculos.

Layra pensaba en esos momentos que le gustaría tener un pañal para no sentir ganas de salir, eso haría más cómodo la sensación del leotardo en su cuerpo.


Media hora después…



La profesora de la clase les dijo a todos que formaran un círculo en el salón, pues se haría de nuevo la actividad de que los seleccionados de la lista bailaran una canción de forma improvisada. Pero antes de hacerlo, uno de los del grupo tendría que pasar a bailar primero. Cuando pidió la participación de los alumnos, en los segundos que hubo de silencio, el que rompió los nervios de bailar, fue Samuel, quien se puso de pie, estirándose la licra de su piel, con la misma emoción de hacerlo, la que era idéntica a cuando layra le ponía el pañal. Layra vio a su amado caminar sensualmente por el salón de ballet, haciendo sonar las tablas con cada paso suave por el peso de su cuerpo, sintiéndose más enamorada de él. Admitió que le gustaba todo de Samuel, su cariño misterioso, su mirada misteriosa, su inexperiencia en el amor, sobre todo, que tenían la misma afinidad hacia los temas de los pañales.

Entonces Samuel llegó al centro de la clase, con todas las miradas puestas en él. Su concentración llegó y entonces indicó la canción que quería bailar, a lo que para su segunda, sería la de la misma artista llamada Sia, la canción de beibi guirls crai, la que le daba continuación a la anterior de toda la saga de esa artista. Layra se quedó mirando feliz a su amado bailarín, quien se ponía de rodillas en el suelo de madera para empezar a bailar con los gestos y movimientos de sus brazos, siguiendo los ritmos de la canción.

Lo que todos los varones y las chicas de la clase pudieron percibir con ver a Samuel hincado en el suelo, fue que sus expresiones con el ritmo de la canción daban a entender que era un tierno bebito que era cuidado por su madre, con todos los procesos encima, desde jugar, hasta el cambio de un pañal, pues lograba hacer las posiciones de todo eso con una precisión tan hermosa. Cuando terminó, todos le aplaudieron.

Layra estaba feliz de no tener que imaginarse mucho de lo que Samuel bailó, ella constantemente estaba con él en ese mismo tipo de mensaje expresado en el baile.

Samuel les hizo una reverencia a todos como agradecimiento por sus aplausos, aunque la mayoría de varones estaban sintiendo con firmeza que ese niñito era un presumido total de sus conocimientos avanzados de danza.

En los últimos pasos que Samuel dio en camino a su lugar en el salón, le llegaron unas sensaciones fuertes que le hicieron sentir la piel de gallina, deseando tener uno de sus amados objetos que layra también usaba…




Capitulo 12 ↠





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