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Samuel baila
su segunda canción
Poco después que layra y Samuel se dieron sus
primeros besos, se fueron hacia el dormitorio que compartían. Como siempre, se
cambiaron la ropa, los pañales, quedándose con las deliciosas fragancias a
bebés que había en los productos infantiles. A layra le encantaba darle
cuidados a Samuel, era su mejor momento en la vida. A Samuel le encantaba
dejarse mimar por su amada amiga, y cada media hora que pasaron juntos en el
cuarto, se dieron otro breve beso.
Los dos hicieron lo mismo por varios días, usaron
sus pañales en los momentos libres después de clases y para dormir, lo que
ocasionó que se acabaran rápido, por lo que layra había intervenido con sus
propios medios, logrando comprar unos paquetes más para ella y Samuel.
En una clase por la mañana, todos los chicos
estaban en sus salones, vestidos con sus mallas y leotardos.
Layra estaba con sus amigas y Samuel con los chicos,
se encontraban calentando sus cuerpos de bailarines, se ayudaban unos con otros
para lograr esa buena flexibilidad. A layra le encantaba que el hecho que su
mejor primer amor usara pañales para dormir y los chicos de mayor edad no, le
causaba una sensación de mayor aprecio hacia Samuel, en su interior deseaba con
todo su poder femenino que no pasara nada entre ellos dos que arruinara ese
amor.
Cuando la clase comenzó, la profesora los ubicó
por sus tamaños en las barras, dándole el espacio a cada quien para que no
tuvieran problemas con los estiramientos. La música comenzó a sonar, provocando
que cada uno tuviera su concentración para lograr las posiciones con cada
conteo.
Layra hacía sus esfuerzos haciendo las flexiones
con sus piernas y estirando sus brazos hacia cada lado, estirando su cuello
para poco a poco ir tomando la forma de una hermosa bailarina. Todos los
leotardos de las chicas y las mallas de los varones se iban poniendo húmedos
del sudor conforme los minutos pasaban, los que se hacían interminables al
sentir la presión de la resistencia en los músculos.
Layra pensaba en esos momentos que le gustaría
tener un pañal para no sentir ganas de salir, eso haría más cómodo la sensación
del leotardo en su cuerpo.
Media hora después…
La profesora de la clase les dijo a todos que
formaran un círculo en el salón, pues se haría de nuevo la actividad de que los
seleccionados de la lista bailaran una canción de forma improvisada. Pero antes
de hacerlo, uno de los del grupo tendría que pasar a bailar primero. Cuando
pidió la participación de los alumnos, en los segundos que hubo de silencio, el
que rompió los nervios de bailar, fue Samuel, quien se puso de pie, estirándose
la licra de su piel, con la misma emoción de hacerlo, la que era idéntica a
cuando layra le ponía el pañal. Layra vio a su amado caminar sensualmente por
el salón de ballet, haciendo sonar las tablas con cada paso suave por el peso
de su cuerpo, sintiéndose más enamorada de él. Admitió que le gustaba todo de
Samuel, su cariño misterioso, su mirada misteriosa, su inexperiencia en el
amor, sobre todo, que tenían la misma afinidad hacia los temas de los pañales.
Entonces Samuel llegó al centro de la clase, con
todas las miradas puestas en él. Su concentración llegó y entonces indicó la
canción que quería bailar, a lo que para su segunda, sería la de la misma
artista llamada Sia, la canción de beibi guirls crai, la que le daba
continuación a la anterior de toda la saga de esa artista. Layra se quedó
mirando feliz a su amado bailarín, quien se ponía de rodillas en el suelo de
madera para empezar a bailar con los gestos y movimientos de sus brazos,
siguiendo los ritmos de la canción.
Lo que todos los varones y las chicas de la clase
pudieron percibir con ver a Samuel hincado en el suelo, fue que sus expresiones
con el ritmo de la canción daban a entender que era un tierno bebito que era
cuidado por su madre, con todos los procesos encima, desde jugar, hasta el
cambio de un pañal, pues lograba hacer las posiciones de todo eso con una
precisión tan hermosa. Cuando terminó, todos le aplaudieron.
Layra estaba feliz de no tener que imaginarse
mucho de lo que Samuel bailó, ella constantemente estaba con él en ese mismo
tipo de mensaje expresado en el baile.
Samuel les hizo una reverencia a todos como
agradecimiento por sus aplausos, aunque la mayoría de varones estaban sintiendo
con firmeza que ese niñito era un presumido total de sus conocimientos
avanzados de danza.
En los últimos pasos que Samuel dio en camino a su
lugar en el salón, le llegaron unas sensaciones fuertes que le hicieron sentir
la piel de gallina, deseando tener uno de sus amados objetos que layra también
usaba…
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